Trabajar bien

¿Rural o urbano? ¿Cuál es el entorno más beneficioso para vivir la adolescencia? Era la pregunta del Torneo de Debate Académico de Galicia celebrado hace unos días. Me convencieron ambas posturas defendidas en la final por adolescentes. O sea, que no me decidí.

Pero para la vida de alumnos más pequeños creo que lo mejor es el rural. Hoy en Galicia hay 26 colegios rurales agrupados, 12 en Coruña, 12 en Orense y 2 en Pontevedra. En ellos estudian 2177 alumnos en clases mixtas (sin separación por cursos). Ninguno ha cerrado en los últimos años y aumentan las matrículas.

Los profesores son felices en estos centros visitados ahora por colegas de colegios urbanos. Trabajan a gusto, tranquilos y en entornos agradables. Da tiempo a hacer proyectos. Cada niño es cada niño. De hecho uno de sus docentes defiende que “cada neno conta”. Es como su lema.

Se tiene una relación diaria con las familias, que colaboran y se implican mucho en el colegio. Y hasta la digitalización ocupa su lugar: se usa mucho para estar en el mundo, pero lo justo para estar en tu sitio, en tu clase, en tu casa, con los tuyos.

La sensación de libertad y autonomía pedagógica es grande y casi total. Quizás esta es lo más característico de los CRA o colegios rurales agrupados. Son libres. Y es que a veces en los ámbitos urbanos los colegios se preocupan demasiado por competir entre ellos por los plazas escolares, las vacantes de profesores y los presupuestos.

En el rural no hay competidor y queda más claro que tu colegio es el mejor colegio, que “cada neno conta”, sea quien sea, que cada profesor es esencial y que los padres son la pieza clave que aporta al centro y al niño paz, estabilidad y continuación de la vida familiar.

María Bueno escribe en El Faro que la educación “aprende” de estos colegios. Porque eso es la excelencia: aprender de otros para seguir mejorando la educación de este país, variada, profunda y dispersa como el alumnado de Galicia.

Una vez le pregunté a un sabio profesor de este país qué era lo que más educa en un colegio: la tutoría, la personalización, la exigencia… Y me contestó: el principal medio de formación es el trabajo bien hecho.

Adrianey Arana

Humor u/o amor

Oigo desde mi despacho al profe de al lado con los pequeños:

– Vamos a hacer familias de palabras…

– …¿a hacer una familia? -se sorprende un espontáneo.

– Sí, pero de palabras. Por ejemplo, a ver… una palabra bonita…

– (silencio). (Yo sigo tecleando mecánicamente pero con una sonrisa iniciada).

– “Amor,” por ejemplo. A ver, ¡palabras con “amor”! -insiste mi colega.

– ¡Amortizo! -suelta uno ingenuamente.

– ¡Amortiguador! -otro más serio que intenta superarse.

En el recreo le di ánimos, pero nos reímos. El que quiera divertirse que se haga profesor.

“Hemos hecho del mal humor una profesión. Si te ríes, parece que no trabajas” -lanzaba al auditorio coruñés de Palexco el gurú Emilio Duró en Mentesexpertas hace unos días.

Y al final, tampoco hay tantas palabras con amor salvo… varios niños de la clase que se apellidaban o llamaban así, je.

Adrianey Arana

Foto: Unsplash