Más allá de la ruta escolar

No hay una única manera de educar ni de llevar a los niños al colegio. Por eso están surgiendo startups como HopSkipDrive que buscan crear recogidas personalizadas en coches o furgonetas de un modo similar a Uber o Cabify como alternativa a la tradicional, invariable y cara ruta del bus escolar.

La empresa ofrece una app en la que la familia describe sus necesidades (recogida, extraescolares, recorridos diversos) y 4000 CareDrivers conducen a los hijos sin necesidad del bus amarillo. Surgió como una necesidad en la pandemia y ahora está triunfando en muchos estados norteamericanos.

Los conductores son examinados y deben reunir requisitos de al menos cinco años en cuidado de niños o ser maestros, historial inmaculado de conducción, vehículo en perfecto estado, curso de orientación y todo tipo de requisitos para trabajar con menores.

En todo momento se monitoriza la conducción, el comportamiento del conductor y la localización del vehículo en servicio. Si da muchos frenazos o es maleducado en sus reacciones es eliminado (de la empresa). Y sabes por donde va tu niña.

Se ofertan como una alternativa al complicado puzle del transporte escolar y no precisamente para familias con alto nivel económico. Se está solucionando el acceso al colegio de niños con problemas, de complicadas conciliaciones y situaciones familiares, de población dispersa y hasta se ofrecen contratos con escuelas públicas. Son soluciones innovadoras en las que todos ganan. También están Zum o TaxiMom, que operan en muchos distritos escolares americanos que ya empiezan e regularlas.

La innovación en la educación comienza fuera de las aulas. Un país se hace educativo en la calle y en sus servicios, no sólo en las leyes y en los centros. Por eso hay países más escolares que otros. Y toda iniciativa para que las familias lo tengan más fácil y no todas igual, en un único tipo de escuela o incluso de transporte, se agradece.

Adrianey Arana

Fuente: Education Next

Profesores vivos



Profesores vivos

Profesores vivos son los que tienen problemas y se plantean retos. En la actualidad hay elementos que están logrando que los profesores estemos vivos: las nuevas tecnologías es uno de ellos. Una enorme cantidad de maestros se ha puesto las pilas de la ilusión y de los proyectos gracias al uso compartido con colegas y alumnos de la nueva comunicación.

Otros elementos dinamizadores son los retos que surgen de la diversidad social: alumnos inmigrantes, abandonados, alumnos con TDAH, alumnos con altas capacidades... Todo esto genera nuevos programas, nuevas didácticas, nuevas preocupaciones que logran que muchos profesores estemos vivos.

Los profesionales de la educación hemos de afrontar igualmente la enseñanza plurilingüe sin miedo. Por ello es necesario aprender idiomas -lo que a algunos profesores a punto de jubilarse les ha dado motivación-, profundizar en el uso de las lenguas maternas y dialectos, y pensar que la lengua es un instrumento de comunicación y de aprendizaje: es un medio, no un fin.

Por todo esto el profesor ha de ser hoy eminentemente práctico y activo en el aula y en el centro. Ello exige una gran dosis de estudio personal y preparación, pero personal. Cada vez me preocupan más las sesiones que se imparten a maestros y profesores: aburridas o divertidas, son sesiones teóricas o magistrales de cómo se deben tener clases interactivas y participativas. Dicen lo contrario de lo que hacen, y dicen demasiado.

Los profesores vivos, en cambio, hemos de meternos en líos, proyectos y problemas, hemos de hacer más que decir.