Papel y boli

Yo creo que a los españoles nos harán el “juicio final” por escrito. Seremos evaluados por las respuestas en un papel. Ángeles repartirán bolis de propaganda. Y de ahí saldrá el aprobado o suspenso.

No hay más. Sí, hay que demostrar que hemos sido buenos, que somos capaces de vivir la vida y de sufrir los males. Que hemos adquirido competencias más que méritos. Que hemos amado y que al final suplicamos misericordia más que justicia. Pero sin hablar con un ser humano ni divino. Nos lo merecemos.

Lo digo porque en nuestro país hay mucha terminología educativa con la gestión de la evaluación, con su ámbito personalizado y digital, pero al final todo acaba en la selectividad de siempre en papel. Lo de la prueba oral en inglés ni se huele.

La inminente evaluación diagnóstico de la innovadora LOMLOE en 4º de primaria y 2º de ESO… ¿cómo será este primer curso? “Las pruebas estarán constituidas por cuadernos de alumnado, en formato papel”, establece la resolución normativa.

Pues no sé si lo importante seguirá siendo enseñarle a coger bien el lápiz a nuestros alumnos, apoyar la mano izquierda y tener buena caligrafía, perdón, lettering. Porque si ven en cualquier serie o peli al actor, actriz o al pediatra del centro de salud «agarrar» el bolígrafo confirmarán Uds. que somos hermanos de simios.

A los españoles nos gusta el boli: todo entrevistador o presentador lo lleva (no sé para qué) y en las oficinas está atado con una cuerda como en las tiendas los abrigos de piel. Hablar con un bolígrafo en la mano aporta seriedad, ciencia.

Al final nos examinarán con un “control con boli”. Lo que sí puedo adelantar es que no va a caer ni una pregunta sobre los 33 reyes godos, pero quizá sí alguna sobre los 7 reinos de “juego de tronos”, como ha sucedido en la EBAU hace dos años.

What’s up!

Ese maravilloso invento que nos mantiene comunicados sin coger el teléfono ni escribir cartas y a la familia unida: el Whatsapp. Nos ha alegrado la pandemia, el cotilleo, el criticar al que sube bromas sin parar, que luego eliminamos o no porque nos han gustado. Y dicen que nos hace escribir y leer 1 ó 2 horas al día. O sea, que leemos y escribimos más que nunca jamás.

Al whatsapp hay que sacarle más partido con los niños en el coche.  Por ejemplo, le dejas el móvil al niño y le dices “ponle a tu tía que estamos saliendo”, “felicita a la abuela”.  Pero que lo redacten ellos, con frases, no con emoticonos. Sin dictarles el mensaje literalmente. Así piensan y crean. Y nos sirven de secretario. Con mayúscula al principio y en los nombres propios. Con tilde. Con signos de interrogación antes y después. Con exclamación antes y después y solo una al final, ¡no varias!!!!

Este truco le ayuda al niño a escribir más que mil cuadernillos de verano. “No pongas OK, pon otra palabra”; y que la piensen: de acuerdo, perfecto, vale. “Ahora pregúntale a tu madre que, además de leche, qué había que coger… pero en inglés”. O en galego. Y lo hacen con nuestro móvil, porque ellos «no tienen». Mejor clase de Lengua en verano no van a tener. Escribir. He comprobado que les encanta “escribir” con el whatsapp.

Además intuyen los mensajes y el remitente sin mirar. Más de una vez ha sonado el avisito de mi móvil encima de la mesa en clase y alguno ha saltado: “es mi madre… para lo que te dije…” Y un día le contesté al niño de 6 años que llevaba una hora para hacer una frase con «granjero» y «manguera» o «vaca», no me acuerdo: “pues, venga, cógelo y contéstale tú, a ver qué tal”. Tecleó:  “Gracias, fulanita, ya se lo recuerdo a tu hijo antes de salir, no te preocupes. ¡Un gran saludo!” Le puse un 10: What’s up!

Adrianey Arana

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