Hermanos de sangre

– ¿Y tu hermana se murió? -me pregunta el niño de 7 años interrumpiendo sus juegos del recreo.

– Sí, ya está en el Cielo, con Dios y muy contenta… mejor que nosotros y pasándolo bien.

– …muy contenta ¿seguro? -piensa en voz alta.

– Seguro, está feliz con muchíiiiiisimos amigos.

– Pues yo ya estoy harto de que se vayan todos al Cielo… -suelta.

– …

– …y echaría de menos a mi madre si voy para allí. Prefiero no ir ahora….

– Es que tú ahora lo que tienes que hacer es ¡ir a jugar! y aprender mucho y crecer y comer la merienda y portarte muy bien… Y ¡gracias!

Como me dicen los seres más queridos de mi hermana: “a seguir remando”. Y “a seguir sonriendo” añado yo.

Que no es lo mismo que se te vaya un familiar a que se te muera tu pequeña “hermana de sangre”. Rápido, como el seco sonido de un disparo venido desde no se sabe dónde.

Y la dejas ahí atrás en el campo de batalla tras haber librado tantas escaramuzas juntos, como los de la Compañia Easy de la famosa Band of Brothers. 

Aunque, como pasa en esa historia, hay momentos en los que compruebas que los amigos también pueden llegar a ser “hermanos de sangre” y eso hace que sigas sonriendo a pesar de que uno de ellos, Ricardo, también se me ha ido hoy para arriba. Ambos de la misma edad. 

Elena y Ricardo, a Dios. Y gracias.

Adrianey Arana

Joseba, maestro de maestros

Ayer falleció Joseba, maestro de 1º Primaria en Montecastelo (Vigo). Colega y amigo, con carpeta de Dropbox compartida. Había creado “Catedráticos 1º Primaria” y “1º Primaria Celta-Depor” para pasarme recursos, aunque él decía «para compartir». Hablamos mucho de niños y padres durante los últimos veranos. Nos unía también el haber nacido en el 61, una cosecha excelente.

Me animaba a ser exigente con los niños y con los padres. Era duro, pero alumnos, familias y compañeros le adoraban. “Yo les pongo este video a los padres a principio de curso (enlace) y les digo que se fijen en el padre, no en el niño”. A los alumnos de 1º les enseñaba a llevar una carpeta vacía a casa todos los días. Cuando ya se acostumbraban y se emocionaban les ponía ahí los deberes. Y les motivaba y exigía a usar diariamente una agenda escolar en la que apuntaban ellos y sus padres. Algunos sin casi saber escribir todavía.

Ordenado y trabajador. Me enseñó a llevar muchos controles de seguimiento de los alumnos. Le llamaba, le mandaba fotos de mi aula y él de la suya. Me resolvía dudas. Me aconsejaba por el móvil. Sabio, mago de magia de verdad. Con un canal de youtube que los niños seguían en el confinamiento… y los padres y los amigos.

Se nos ha ido al Cielo de repente. Alguna broma hará con esto desde allá arriba. Me consuela que me haya dejado tanto y la esperanza de seguir «compartiendo» cosas en «la Nube».

Adrianey Arana