Fieles a los giros del guión

El Ala Oeste, 24, Star Wars, los Simpson, Hospital General, Breaking Bad… series que alargan capítulos y temporadas algunas desde hace años en antena. La última citada llega a 22000 episodios y se emite desde 1959.

¿Por qué las seguimos viendo? Porque profundizan en las complejidades de las relaciones humanas y nos permiten ver el lado malo de los buenos y el bueno de los malos y eso en el fondo nos llena de esperanza en el ser humano. La vida sigue y podemos mejorar. Kamala Harris sostenía recientemente que ella cambia de opiniones pero no de valores, los suyos claros, pero es así.

También Benedicto XVI se preguntaba hace años “¿Por que permanezco en la iglesia Católica?… si a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles… y su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía”. Se contesta que la luna permanece ahí en la era de los vuelos espaciales siendo sólo arena, roca y desierto, siendo lo que no es en sí misma, el reflejo de otro. Dice que no es “nuestra” Iglesia, sino “suya”, o sea, de Dios. Y que por eso sigue.

La contradicción, el cambio de guión, la sorpresa, el giro, la tragedia, el misterio… nos llevan a un final desconocido o no por el guionista de la historia, al que permanecemos fieles porque confiamos en él, en su proyecto temporada tras temporada. Pase lo que pase. Pero lo que pasa nos mantiene ahí y hace mejores y por eso le somos fieles. A él, aunque no sepamos quién es y sólo veamos a los actores.

ADRIANEY ARANA

6 libros que me han gustado en 2024

El de Galdós parece escrito hoy: un caso real tipo Asunta pero más complejo y… es Galdós.

«Desparecidos» es un Quijote moderno americano.

«Memorias del alzheimer» es el primero de Pedro Simón y lo deben leer los políticos.

«Los nombres prestados» en una novela policíaca española bien escrita, casi un guión de pelli.

«Hércules», una biografía novedosa y genial como todas las de Eduardo Caamaño.

«La gratitudes» es para saber qué es importante en la vida.

ADRIANEY ARANA

Educación Artística y cuero negro

La cazadora de cuero negro Perfecto de Marlon Brando sigue. Diseñada en 1928 por Schott mantiene vivo un mensaje centenario. El de las virtudes del cuero negro con cremallera, recién inventada entonces. 

La imagen la han transmitido James Dean, Brad Pitt, Grease, Terminator, Matrix, XMen, Elvis, Los Ramones, Yves Saint Laurent con Dior, Gaultier, Loquillo, Mecano, Michael Jackson, Mango, Pull  and Bear o la última Mercedes-Benz Fashion Week.

El cuero negro proyecta ambivalencia pero personalidad. Rebeldía pero autodominio. Posee resistencia y flexibilidad, y transmite a la vez dureza y flexibilidad. Algo neutro pero que impacta. Refleja fuerza aunque con estilo. Independencia pero “combina”. Tendencia y “aestética”, confianza y personalidad. Elegancia y libertad. Minimalismo pero “con apuesta”. 

Transmite mucho pero discretamente. Pocas prendas o accesorios han sido tan “influyenters” o icónicas sin imponer. Un neutral posicionamiento.

La moda nos descubre o proyecta. No todo es “Perfecto”, pero resulta inteligente admitir valores y mensajes válidos para la vida, la familia o la educación. Vestir, como todo, comunica, tanto o más que la oratoria. Y educar la estética o educarnos con ella debería ser una asignatura artística en la adolescencia. No todo ha de ser «Plástica». Ahí lo dejo.

ADRIANEY ARANA

La voz interior

Me repetían en la escuela que el que mucho abarca poco aprieta, que era inconstante, lento, de letras y hasta que prometía como lanzador de disco (!). Vale.

Pero eran mis padres quienes me definían, a favor o en contra de la realidad, y defendían. Me creaban una elevada autoestima, que no autoconcepto porque de hecho luego me la pegué. Pero tenía y podía salir adelante: si había gente que creía en mí, yo creía en mí.

Esa voz interior no es lo mismo que la conciencia o Pepito Grillo, ni el “conócete a ti mismo”, sino la grabadora de la infancia, según Marian Rojas.

Una experta recomendaba ayer construir la “voz interior” de los hijos o alumnos. Decirles, hablarles, repetirles. Truco: estar en casa. 

ADRIANEY ARANA  ·   Foto de Jan Kopřiva en Unsplash

La vuelta al cole

ERNESTO LÓPEZ-BARAJAS.-   Hablaba con un amigo después de las fiestas patronales de mi ciudad de la vuelta a lo ordinario, al trabajo normal. De cómo cuesta. Del esfuerzo que hay que hacer. Veíamos que depende de cómo te lo tomes, de tu carácter, del sentido con el que lo haces, de procurar ser “buena gente” y de tener sentido del humor. Como algunos currantes, trabajadores buenos. De esos que te ponen la gasolina con una sonrisa, mientras te cuentan un chiste o gastan una broma. Te ríes y afrontas el viaje de otra manera.

 Como dice un poeta: “Una sonrisa es la mejor mecedora para el ánimo ajeno y la alegría su más cálida chimenea, y se pueden ofrecer al prójimo en todas las circunstancias”. También lo confirman las neurociencias: una carcajada de corazón aporta a nuestro cuerpo y a nuestra psique muchos más beneficios que muchas medicinas.

Se trata de intentar ser “buena gente” como dicen los del sur. Y eso se puede entrenar: día tras día, buscando con cuidado lo bello y el bien que pasa a nuestro lado, predisponiendo la mirada hacia la parte positiva de los demás, aprendiendo a dejar pasar la molestia de los pequeños y grandes contratiempos sin permitir que nos arruinen la jornada, viendo con sentido del humor la fragilidad y extrañeza de lo humano.

Foto de Andrea Piacquadio – pexels