Acabo de renovar el psicotécnico en un moderno centro recién inaugurado. No es el habitual cuchitril para renovar el carnet de conducir. Es low-cost, pero tiene un amplio y luminoso local, una esmerada atención y buenos profesionales. Su creador es una persona llena de ilusión, esperanza y simpatía. Tiene el corazón y un riñón trasplantados hace 23 años en A Coruña. Cree que el futuro de su sector es hacer las cosas bien y que se puede. Salí de allí “renovado” y contento.
Quién sabe si las empresas del 2050 serán creadas por gente como él que en el 2020 lo tenían todo muy-muy mal. Por chicos que habían suspendido varias en el 2019, que no se portaban bien en el 2018, o estaban enfermos. Jóvenes que ahora "están y viven entre nosotros”. Criados en tiempos inciertos para la educación.
Lo digo porque en este fin de año los listos analistas y las rápidas noticias nos congelan el corazón. Pero tranquilos. Los niños de hoy, ajenos a los problemas, tomarán nota de nuestras caras y de nuestras sonrisas y verán que elegimos educarles con un corazón un poquito helado pero que seguirán usando ellos en el futuro. Y como dicen Les Luthiers “los que hoy son niños, mañana serán hombres”.
No les gustó mi belén. Lo siento. Era conceptual. “Va a poner otro con Dios y las ovejas y todo” decían los niños en el pasillo. Claro, es más real lo de Dios, las ovejas y todo. Me puse a última hora a dibujarlo en la ventana con papel rollo de Ikea: el establo, los pastores y me quedaba hueco para algo. “¿Qué os parece si pongo aquí un pino con nieve?” “¡Noooo, el castillo de Herodes! “
Vale. Dibujé el castillo y un soldado vigilando. Moló. Tenían razón.
Menos mal que los niños te bajan a la realidad. En el último mega-cumple comprobé que no comen, solo juegan y se alimentan. Ya está. Y esa es la verdad. Y esa es su felicidad. El niño Dios que nace junto a una mula y un buey en el portal de Belén. Y todo eso. ¿Por? Porque nos quiere mucho. Lo demás es cacao mental. O sea que a tomar turrón. Feliz Navidad o como te dicen ahora "buen día".
"¡Mamá, quita las normas!" Ella se vino arriba y ha puesto en la cocina unas normas "y en inglés": prohibido jugar con el balón dentro de casa, recoger…, dejar la mochila… Y los hijos (bastante educados ya por cierto) le han pedido que las quite y volver otra vez a ser normales.
Pasa igual en un colegio. No hay nada más peligroso que un profesor con un ataque de disciplina. Aléjate.
Y es que venirse arriba está muy bien. Pero ser equilibrados y constantes ya cuesta más. Y mantener el tirón. No sé de muchos proyectos que hayan salido adelante solo con “venirse arriba”. Uno, que yo conozca, nacido en Londres, y porque es del sector creativo.
En el sector educativo y familiar necesitamos más bien lemas como “no te vengas abajo”, "ánimo" con esas reglas y con lo que sea. Los niños ven que de verdad lo intentamos. Les queremos and never give up, for ever and ever. Amen.
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