Llaves especiales

MANUEL RODRÍGUEZ «RODRI».- Le llamó la atención un letrerillo del pequeño escaparate: Llaves especiales. Era raro que hubiera llaves en aquel local y menos que fueran especiales. Intentó atisbar el interior pero el gastado cristal se lo impidió. La curiosidad le pudo y entró.

Un dependiente de pelo canoso y mandilón azul lo recibió tras un raído mostrador de madera y cristal. Con su cara colorada, el hombre podría ser un herrero fundiendo llaves en su fragua. Pero no, allí no había ninguna fragua ni se veían llaves.

Preguntó: “Ahí fuera he visto un letrero que dice llaves especiales, supongo que será un error”.

“No, no es un error” -respondió el hombre- “¿Para qué quería las llaves?”

Seguía sin entender pero decidió seguir el juego y le respondió con un vago “pues las quería para varias cosas, pero, exactamente, ¿qué llaves especiales tienen?”.

“Pues verá –dijo señalando debajo del cristal del mostrador- esta abre la sonrisa; esta abre varias puertas que llevan al miedo; esta permite pasear por las palabras del amor; aquella…..

Salió de aquella escondida librería de segunda mano con cinco libros bajo el brazo. O quizá fueran cinco llaves especiales.

Foto de Susan Holt Simpson en Unsplash