“No somos de color, somos negros. De color son ellos, que cambian más de color que el sol”. Ana Peleteiro habla con naturalidad, humor, sin sentido de lo correcto o no, con acento gallego fresco y sin pensar. Espontánea. Española, africana, gallega, de Guadalajara. Da lo mismo. Libre como una leona. Es la respuesta a los que exclaman ¡¿española?! cuando una persona no blanca gana una medalla para España. La respuesta a esos que solo cuentan las medallas de los blancos.
“Yo soy creyente, aunque no sea muy practicante de ir a misa todos los domingos. Pero yo soy creyente y me hizo muchísima ilusión estar en el Vaticano. De hecho, yo quería ir a la misa santa del Papa. Y me enfadé muchísimo porque el Papa la oficia los miércoles. Yo estaba toda contenta por estar el domingo en Roma e ir a la misa del Papa. ¡Y el Vaticano el domingo cierra, no está ni abierto! Dije: «No me lo puedo creer». Y justo el miércoles era el día que me iba a la costa Amalfitana y no pude ir a la misa del Papa. Una pena. Me haría ilusión porque este Papa me gusta mucho. Pero, bueno, para la próxima” (La Voz de Galicia, 23 May 2020).
Su referente, igual que el de Adriana Cerezo, es Rafa Nadal. Y ya se ve que este Papa también le encanta. Y su abuela gallega de la aldea, que era una crack. Y el libro que leyó de Marian Rojas. Creo que Tokyo-21 es lo mejor que nos está pasando desde el Covid-19.
Adrianey Arana