Suecia y los libros de texto

El Insituto Karolinska le ha largado a la Skolminister sueca un informe calentito a finales de abril sobre los «ordenatas» en clase:

Que “la investigación ha señalado el hecho de que la digitalización de las escuelas tiene importantes consecuencias negativas para la adquisición de conocimientos por parte de los estudiantes”.

Que “carece de propuestas completamente concretas sobre cómo deberían trabajar las escuelas con la implementación de la estrategia de digitalización”.

Y no sigo porque el tono sube. Tanto que la ministra no se ha hecho la sueca y ha escrito en su Instagram @edholm.lotta “quiero ver menos pantallas y más libros de texto en la escuela. La digitalización acrítica de la escuela ha sido un error (…) Quiero ver más movimiento, más papel y lápiz y más libros escolares reales”.

Esto lo ordena a través de las redes sociales e internet. Vaya.

Lotta lleva unos meses de ministra bis (hay otro ministro de educación superior: Mats) y pertenece al partido liberal acusado de hackear la red interna de los socialdemócratas. O sea, que saben de lo que hablan, je.

Además Suecia ha bajado eleven points en la reciente “Eurovisión de comprensión lectora” (la “pirls”) a pesar de haber ganado la de “cantar”. Y se han dado cuenta que sus alumnos sólo saben cuatro letras: ABBA. O sea, que a volver a los libros y a dejarse de pantallitas y televisión.

En España hemos quedado de los últimos en Eurovisión de cantar y de leer. Pero no hemos hecho informes ni análisis ni plan ni nada. Sólo hemos usado las redes sociales y pantallas para comentar la jugada.

Pero la cuestión no es simple: pantallas o libros. La prueba que hicimos tan mal se aplicó a niños de 10 años que apenas usan los ordenadores como libros, se hizo al salir de la pandemia, y 3 CCAA (comunidades autonómas) obtuvieron resultados de campeones. Y además en Cataluña se aplicó en catalán y niños inmigrantes no supieron contestar.

O sea que la solución no es “cancelemos los ordenadores”, porque si no, no podrían Uds. leerme ahora y yo solo podría dedicarme a dar clase a sus hijos y enseñarles a leer.

Adrianey Arana   ·     Foto: Unsplash

Yo soy tu padre

“Yo soy tu padre” es el final y el comienzo de un gran guion. Nunca lo he escuchado en la vida real y menos aún “yo soy tu madre”. Pero será habitual en un futuro próximo en esta galaxia de embriones perdidos.

Lo que sí me han dicho muchos alumnos es: “¿Tú conoces a mi padre?” Les ilusiona que progenitor y profesor se conozcan. Aunque para mí mejor todavía es escuchar: “¿Verdad que tú le diste clase a mi padre?”, que es algo así como convertirte en maestro «yedai».

La conexión alumnos-padres-profesores produce un flujo de empatía, endorfinas y buen rollo que genera aprendizaje. No sé por qué. Siempre he buscado que los alumnos sepan que es así y que sea así. Y por ello pienso que un profesor de primaria no puede escapar de los padres en el supermercado, porque eso es escapar de los hijos. Y las madres y padres tienen que saludar desde el coche a los profes cuando recogen a los niños porque harán mejor al maestro.

Al final el “yo soy tu padre” es la verdad última. Y es mejor que el padre le diga al maestro quién y cómo es su hijo a que el profesor pretenda contárselo. En la adolescencia puede ser interesante lo que el profesor percibe del alumno que en casa apenas habla, pero ahí entra la tutoría con los padres. Y cuando te dice “hola, soy el padre de fulano” y ves que realmente es “fulano” pero más grande, con capa y máscara negra, entonces entiendes todo. Él es su hijo.

Y también por eso siempre me ha parecido que las AMPAS son un elemento clave en este «ciclo del agua» escolar. Sin padres no hay profesores, porque sin hijos no hay profes, y sin padres no hay hijos. Y una asociación de madres y padres conectada a la dirección del centro es como enchufar las luces apagadas de un árbol de navidad.

“No existen familias despreocupadas por la educación de sus hijos e hijas, sino que existen familias que no están ocupadas”. Y es un “deber que forma parte de nuestras responsabilidades como padres”, según la CEAPA, la mayor confederación de AMPAS.

O sea, que en un colegio lo primero es la gallina, después el granjero y luego los huevos.

Adrianey Arana

Alcaldes

En Coruña la alcaldesa es “rey”, no reina, y en Ferrol otro Rey será coronado. En Vigo tan sólo es  “caballero” pero muy poderoso. En Pontevedra siguen los “lores”. Los alcaldes son los amos: Colau, Almeida, Paco Vázquez, Chirac, Boris Johnson…

Pues antes de Irene I en España la violación ya era un delito, incluso castigado con la pena de muerte, tanto en la jurisdicción civil como militar. Pero fueron alcaldes los más famosos en aplicarla: el de Zalamea, elegido alcalde cuando habían violado a su hija; y el gallego Roelas, en la misma tesitura según cuenta Lope de Vega. La justicia fue la venganza… porque eran alcaldes.

Bloomberg en NY no quiso cobrar más que 1 dólar anual por ser alcalde. Adams, el segundo y actual alcalde negro de New York, ha decidido cobrar sus primeros sueldos en bitcoins. Y además y por sus pistolas -es oficial de policía-, siendo demócrata, ha comenzado a abrir colegios públicos de secundaria sólo para chicos varones. Ya hay varios “schools for Young Men” con una visión que se está extendiendo a nivel nacional.

¡Viva el Alcalde!

Adrianey Arana   ·    Foto: Foto de William Krause en Unsplash

No en mi nave

Dos niños discuten cuando entro.

– ¿Qué pasa?

– ¡Es que este no me deja ir en su nave!

Proceso mentalmente los posibles escenarios y aplico protocolo de conflicto:

– ¿Cómo es la nave? -pregunto al creador de 6 años. Defiende que la ha dibujado sólo con cuatro habitaciones y que ya van fulanito, este otro… y va señalando a su equipo.

– Bueno, pero podríamos transformar la nave antes de su partida con la goma -sugiero en fase de conciliación-. Borramos esta parte y ampliamos un compartimento. Así somos buenos amigos y podéis aceptar un tripulante más.

– ¡Anda! -exclama el diseñador con su lápiz- es verdad… vale, sí, cabe.

Sonríen. Alarma desactivada y emergencia anulada. Podemos iniciar la clase que nada tiene que ver con la galaxia sino con una breve lectura de un cuento con moraleja.

No sirven de mucho las clases magistrales sobre diversidad, solidaridad o respeto. Lo eficaz es poner orden en su metaverso imaginativo de juegos y entrar en su matrix mental como uno más. Ven que en un juego no todo vale, ni en la vida, que es lo mismo para ellos.

Por eso, meter en este ambiente situaciones de aprendizaje sexual me parece que sí es vivir en otro planeta, no en el infantil. El sexo no es un juego y menos para niños. Y con los niños no se juega. Al menos no en mi nave.

Adrianey Arana   ·     Foto de Jerry Wang en Unsplash

El país del aborto

Con más de 100 años de aborto, Rusia es el país del mundo más experimentado en el tema, así como en otros… Aprobado en 1920 ha tenido hasta los años 90 más abortos que nacimientos. Pero no están contentos. Es como si renegaran de tener alimentos o vivienda o trabajo. De hecho las cifras han bajado desde entonces a casi la mitad. No ha convencido tras 103 años.

El jefe en reproducción del Ministerio de Salud Ruso hacía balance y quería retirar el aborto del sistema de salud. “El aborto tiene que pasar de moda, y convertirse en algo anticuado. Para una persona educada moderna, el aborto debería ser un fenómeno socialmente negativo”.

La Ministra de Sanidad y demás expertos no saben por donde tirar. Ignoran por qué están disminuyendo los abortos en un país que andaba entre el millón y los dos millones al año. No saben. En 2013 se aprobó una ley para prohibir la publicidad del aborto, porque “es tan fácil como comprar una botella de vodka” decía una rusa entonces. Las mujeres sienten que la vida o la muerte de un embrión las está matando.

Han redoblado el apoyo psicológico para afrontar el trauma del ejercicio de este derecho. Pero es difícil explicar y asumir que lo “concebido” y gestado sea persona humana a los 3 o a los 6 meses según el país “en el que no nazca” el embrión de las rusas.

Se puede gozar de derechos sobre la vida y sobre la muerte. Bien lo saben los rusos, siempre en «guerra y paz» consigo mismos desde hace siglos, ahora con 20000 muertos en Ucrania.

Espero que nosotros no necesitemos siglos de embriones y no celebremos lo que en Rusia celebraron como un triunfo hace 103 años y hoy es un trauma.

Adrianey Arana    Foto unsplash sierrastjohn