Oigo desde mi despacho al profe de al lado con los pequeños:
– Vamos a hacer familias de palabras…
– …¿a hacer una familia? -se sorprende un espontáneo.
– Sí, pero de palabras. Por ejemplo, a ver… una palabra bonita…
– (silencio). (Yo sigo tecleando mecánicamente pero con una sonrisa iniciada).
– “Amor,” por ejemplo. A ver, ¡palabras con “amor”! -insiste mi colega.
– ¡Amortizo! -suelta uno ingenuamente.
– ¡Amortiguador! -otro más serio que intenta superarse.
En el recreo le di ánimos, pero nos reímos. El que quiera divertirse que se haga profesor.
“Hemos hecho del mal humor una profesión. Si te ríes, parece que no trabajas” -lanzaba al auditorio coruñés de Palexco el gurú Emilio Duró en Mentesexpertas hace unos días.
Y al final, tampoco hay tantas palabras con amor salvo… varios niños de la clase que se apellidaban o llamaban así, je.
Adrianey Arana
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