"No para quieto". Es el problema con el que se encuentran muchos profesores de 1º y 2º Primaria al comienzo de curso. Un niño que no para quieto. No oye. No se centra. Eléctrico. El mismo problema lo han sufrido los padres durante las vacaciones. No hay quién pare en casa. Sin embargo, la "disrupción" -como le gusta decir a los profes- se da en el ritmo del aula del colegio.
- Apunto alguna posible solución. La primera es lograr feeling o química con el niño y ganarse su confianza. Esto puede conseguirse en unos días: el profesor debe saludar siempre a ese niño, chocar las cinco, sonreírle, jugar con él y saludar a sus padres si los ve.
- La segunda cuestión es tener preparadas actividades para ese tipo de alumnos: encargos, ordenar, ayudar al profesor, fichas especiales, movimiento.
- La tercera será ir exigiéndole disciplina poco a poco, autocontrol, reflexión, memorización… actividad mental.
Todo esto es independiente de los diagnósticos de TDAH o similares, ya que las manifestaciones son comunes a muchas causas.
No podemos plantearnos la clase como un lugar en el que los niños siempre están quietos. Estar quieto no es el medio para aprender. A veces hay que estar sentado, otras atento a una explicación, música, etc. Otras elaborando algo en grupo o solo. Pero siempre activo, mejorando, progresando, nunca quieto.
No es lo mismo estar quieto que estar relajado. Esto es lo que hay que lograr como medio para que avance un niño: cierta relajación de su mente para aprender de un modo activo.