Para pensar en cómo encontrar los mejores libros para niños conviene comenzar por la constatación de que la visión de los niños es fresca: un sonsonete puede aburrir al adulto pero tiene siempre la capacidad de hacer gracia una y otra vez al niño; es el adulto quien puede ya estar de vuelta y querer algo que le suene a nuevo, pero para el niño todo es nuevo. Una conclusión de lo anterior es que no tiene mucho sentido buscar originalidades e ironías posmodernas en los libros infantiles y que conviene reivindicar siempre las historias del pasado que han gustado a niños de muchas generaciones y de muchos ambientes distintos: esto es todo un sello de calidad (aunque luego las ediciones concretas pueden ser mejores o peores).
Otro punto básico es el de que hay que buscar libros felices, felices porque diviertan a sus lectores naturales y felices porque sean a la vez valiosos y alegres. Lo primero queda claro con una minianécdota que leí hace poco en un tuit: en él se decía que, a la pregunta de una encuesta sobre cuál era la palabra favorita de cada uno, mientras los adultos elegían algunas abstractas y edificantes –como «paz», «libertad», «amor», etc.— una niña dijo, simplemente, «columpio». Lo segundo se puede mostrar con un comentario de Eric Carle, uno de los grandes autores e ilustradores para primeros lectores de la segunda mitad del siglo XX, cuando decía que tenía un propósito fundamental con sus libros: provocar la alegría del niño cuando hace descubrimientos por sí mismo, un deseo y una intención que nacían del recuerdo de sus experiencias infantiles al aprender.
Luis Daniel González es especialista en literatura infantil y juvenil. Escritor. Creador de bienvenidosalafiesta.com, la web española más importante de critica literaria infantil y juvenil, y álbumes ilustrados.