¿Y por qué?

Todos los ginecólogos de la sanidad pública de La Rioja están acogidos a la objeción de conciencia para no practicar abortos. Las mujeres que quieren hacerlo se ven obligadas a desplazarse a otra Comunidad. Porque tampoco lo hacen en clínicas privadas. Y aún así tampoco es tan fácil.

Hay 8 provincias españolas en las que no se han practicado abortos en 30 años: Teruel, Ávila, Palencia, Segovia, Zamora, Cuenca, Toledo y Cáceres. Y tampoco resulta muy fácil en Canarias, Lugo o A Coruña. Los médicos no quieren.

Yo soy maestro, no sé de otorrino ni de Bolsa, ni de ginecología. Los ginecólogos son los que saben de ginecología. Y me pregunto ¿por qué no quieren abortar?  Encuentro contestaciones, pero de políticos… como Henar Moreno, política riojana que suelta que “no se puede plantear la objeción de conciencia como prioritaria frente al derecho del paciente». Ya, pero, ¿por qué los que saben, objetan?

También contestan periodistas, como Évole al que le dijo un tal Francisco: “¿es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema?» Y yo te digo, Jordi, puede haber un problema, sí, claro, pero ¿por qué tantos se niegan a resolverlo así?

En Navarra iban obligar a esos médicos que no quieren, o sea, a todos, a no objetar si querían trabajar en la sanidad pública. ¡Ala, se acabó, no hay más que hablar!, que somos navarros o qué?! Se quedó en un un registro de «médicos objetores». Y por ahí van ahora Irene y Yolanda, siempre ‘twitt-enfadadísimas’.

Ya, pero, ¿por qué todos o casi todos los ginecólogos no quieren abortar? Es que se me ha pegado esa insistencia de los niños hasta que no les dices la verdad: …¿y por qué?

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DAMAS O CABALLEROS

El listillo se coloca detrás de la ambulancia y adelanta a todos pegado a ella. Es un listillo porque cae mal al sacar partido de la desgracia ajena. El pillo es el que cae bien porque saca tajada de los ricos o porque tima al turista derrochador de dinero. Y luego está Arsenio Lupin, ladrón y caballero, que roba a una ladrón y tiene 100 años de perdón.

Pues otro listillo es quien aparca en una plaza de minusválidos “un momentito” haciendo la vida un poco minús válida a quien ya tiene problemas. Es cierto que no pasa nada. Pero es aprovecharse de la desventaja de otro. Quizá lo hemos hecho todos o algunos alguna vez.

En la mesa y en el juego se conoce al caballero… y en el tráfico más. La nueva Ley de Tráfico no ha aceptado al fin la retirada de puntos por aparcar en plazas de minusválidos, porque no supone un “riesgo para la vida”. Pero sí admitió el Ministerio que es un comportamiento “grave, antisocial e incívico”.

Y más en estas plazas de parkings de colegios. Porque son niños y la desventaja es mayor y el listillo por tanto es peor. Y esas familias que luchan por sus hijos necesitan que todos seamos damas o caballeros que les dejemos pasar y les regalemos cada día “un momentito” de vida más fácil y feliz.

En modo Navidad

          Todos los niños quieren el globo transparente con lucecitas. Una abuela joven le compraba ayer uno a su nieto mientras el papá paseaba más atrás charlando con otros “a su bola”. Los vi venir. El papá se dio cuenta y justo cuando pasaban a mi lado le recriminaba con dureza al niño agarrándole por el brazo: “¡¿Se puede saber para qué quieres un globo?!”

 

          ¿Para qué quieres un globo? Es la pregunta más absurda que se le puede hacer a un niño. Es una pregunta sin respuesta. La abuela parece que lo sabía. Pero los niños no tienen respuestas. Solo preguntas. Menos mal que seguí de paseo y más adelante me presentaron a una pareja madurita y me dice ella: “los niños son la respuesta a todo”. “Tener un niño te sitúa ante lo esencial de la vida”. Respuestas de una mujer sin hijos que añora uno.

 

          ¿Para qué quieres un globo? ¿Para qué sirve la Navidad? No sé. El Niño es la respuesta. Y, por cierto, compradle un globo al niño cuando salgáis a la calle. ¡Esos angelitos, je! Y relajaos. Que estamos en modo Navidad.

 

(By Adrianey Arana)

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Jaque mate

     Arracimados frente a la pizarra digital los 25 niños y yo en una feroz partida de ajedrez contra el ordenador. En el suelo. Ayer. Eramos ‘las blancas’. Cada uno hacía su movimiento. Yo miraba y sugería. Pero la cosa se fue calentando. La máquina nos hace un “jaque”. Todos se ponen de rodillas escudriñando con tensión las casillas. Sale el que tiene su turno… ¡Pobre!, pensé yo, como tirar un penalty en Riazor. Mueve. Le digo que si se pone ahí, la torre enemiga le va a comer. Y él dice que no: Ya jugué contra esta máquina, y siempre se va. Y efectivamente, ante mi asombro, el ordenador no come la pieza y se aleja con otro movimiento que nos permite escapar.

 

     Los niños son de 1º de Primaria. Tienen 5 y 6 años. Les apasiona el ajedrez. Trabajo en uno de esos colegios que lo tienen como asignatura dentro de una asignatura. Como ideología, se dice ahora. Les hace más inteligentes. Quizá la inteligencia artificial nos sustituya a muchos profesores y a libros de texto. No lo sé. Lo que sí sé es que la inteligencia artificial de una potente aplicación de ajedrez no pudo con un niño normal de 5 años que ya la tenía pillada. Y sobre todo no pudo con la rabia que se apodera a veces de los humanos y les hace acometer empresas imposibles.

 

     Porque la partida siguió. No trabajo con niños editados en un laboratorio de China, fríos e inmunes a no sé qué, sino con hijos reales, humanos, hambrientos. Que al final lograron lo que ninguna máquina podría hacer. Lo que hacemos cuando no podemos más. Enfadarse con el programa y gritar: “¡Profe, mátalo tú!”. Querían aplastar al maldito programa con el “Jaque mate”. Y así vencieron, …bueno, vencimos…vencerán.

 

( By Adrianey Arana)

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Hermanos del viento

El director de Entre lobos y Hermanos del viento lanzaba un mensaje a los padres de niños imposibles en una reciente gala de premios. Paciencia y esperanza. Él había tripitido en el colegio. “Llegaron a hacerme un test psicológico” recordaba con humor. Gracias al optimismo paterno y al de algunos profesores ante su fracaso escolar había hecho una exitosa carrera profesional.

 

La madre de un alumno me decía lo mismo. A su hermana, hoy joven ejecutiva de una multinacional, le dijeron en el colegio que no podría acabar la secundaria y que nunca haría estudios superiores. Más tarde algunas profesoras de otros centros confiaron en ella y salió adelante.

 

La escuela está todavía cerrada en su propia vida. Se ha convertido en un lugar para estar. Para entretener durante unos años con actividades sin sentido, como hacer ejercicios o abrir determinada página de un libro. Me contestaba anteayer un niño de un instituto a mi pregunta de qué tal por 1º de ESO: "ya llevó gastado un boli Bic entero". No quise preguntarle qué había aprendido. A veces lo hago con mis alumnos: qué has aprendido. Si no lo saben es culpa mía.

 

Menos mal que siempre hay algunos profesores o centros 'hermanos del viento' que hacen las cosas “a su manera” sin seguir exactamente las reglas del juego, como los polis de las películas que resuelven el asunto con 'sus métodos', sin esperar a que las cosas cambien. Si no existiera esta libertad o no se la tomasen algunos, el sistema es el del boli Bic. 

 

¡No te preocupes!, dice el sistema. La Ministra ha dado 15 días para la consulta pública previa sobre un anteproyecto de Ley orgánica de modificación de la actual Ley de Educación. Escriban antes del 10 a consulta.seefp@mecd.es y digan qué quieren cambiar de la Lomce. Vale. Pero mientras algunos lo hacemos, los verdaderos 'polis' van a intentar que estos chicos aprendan algo.

 

(by Adrianey Arana)

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