«Si la opción es no regresar a la Tierra y colonizar el planeta, estaría dispuesta», afirma. Dejaría atrás a su padre, Bert, el hombre que ha impulsado su sueño. «Él sabe que todo esto es más grande que nosotros dos». Esto dice Allysa Carson, la niña que se está preparando para ir a Marte en 2031.
Seguro que Allysa lo logra. Estudia para ingresar en la Universidad Internacional del Espacio que dirige B. Aldrin, uno de los dos primeros hombres que pisó la Luna. Está poniendo trabajo y corazón.
Ojalá surjan más jóvenes con ese coraje. Sin embargo, lo que se necesita para eso, no son grandes proyectos promotores del talento ni más Allysas que descubran nuevos mundos, sino más padres como Bert. Padresque den alas a la libertad de sus hijos y la respeten porque antes han sabido animarles a que tengan sueños, no solo buen comportamiento y buenas notas.
“Pues no sé qué pasa que no responde”. A veces no entiendo si hablan de Siri, del robot de Amazon o del motor del coche. “¡No oye!”… Algo así como que no me sincroniza el móvil. “¿No será culpa de mi marido que lo desprograma cada vez que llega?”’
Con la inteligencia artificial a lo mejor logran nacer niños a los que les digas: ‘Niño, a la cama’. Y va, y se va. ‘Niño, recoge tus juguetes’. Y los recoge y se va a la base a recargar. La primera niña que obedezca así la llamaré Siri: ‘Siri, cariño…’. Serán niños robots que no se peleen porque les has metido la instrucción de “preferencia de otro robot siempre” y ya está.
“No sé qué hago mal. No estaré actualizada en educación. ¿Puedo resetear al niño?” Pues no sé… Por ahora los niños no tienen inteligencia artificial. Además no se mueven por razones, ni por mandatos, ni porque lo diga su padre programador. A veces simplemente no oyen, no les funciona el audio. Otras están cansados, y no les funciona una rosca. Y otras porque no se sabe… porque son libres. Son hijos, no esclavos ni robots.
Obedecen porque juegan a obedecer, porque quieren a su madre, porque ven firmeza, y no ven segundas oportunidades. Porque saben que ‘no vale mandar por mandar’. Porque saben, como dice algún político, "que 'no' significa 'no', Señorías” . Y si aún así no funcionan, pues miras para otro lado, te enfadas y te desenfadas, etc., etc., O sea, el lío de ser humanos y tener que educar, y no programar.
Profesora de 1º Primaria en una gran ciudad gallega. Empezó en septiembre con 14 alumnos, de los que ninguno sabía leer. Y hoy ya tiene 21 y de 9 nacionalidades porque le van llegando. Refugiados, inmigrantes ucranianos, asiáticos, sirios, un africano al que han matado a su padre, gitanos. No hablan español. Me dice que está encantada, que todo va bien. Que los niños quieren aprender y aprenden.
«¿Y acaban sabiendo leer?» Me mira asombrada y sonriente como diciendo ‘eso qué importa’. “Algunos han superado pruebas más importantes ya en su corta vida… ¡tranquilo!”, me dice. “Busco que sean felices y motivarles algo más. La última visita del inspector me pilló haciendo un pulpo ‘a feira’ en clase con los niños. Lo pasaron genial”. ¿Y tienes cocina? “Me llevo un hornillo al aula”.
“He cosido unas cortinas con unas telas que tenía por ahí, porque me horrorizaban las persianas. Ahora es más humana. También me hice una ‘jaima’ para las reuniones de la clase. Nos metemos todos y hablamos”.
‘Te puedes comprar un mueble con ruedas para una bibiioteca’, le dice uno. “Nada, contesta,esos valen 300 euros. Les he hecho una biblioteca con cajas de fruta. Y un programa de huerto escolar que les chifla. No puedo pedir dinero a los padres para una excursión, pero me los llevo igual a un museo cercano a la playa… y luego playa”.
Con estas personas te encuentras en algunos foros que buscan seguir inspirando a profesores que inspiran a sus alumnos y que nos inspiran a sus compañeros. Felices por sacar a sus alumnos adelante con una sonrisa.
Foros como Inspiratics, quizá el mejor foco de ilusión, formación, innovación y unión del profesorado gallego hoy en día. Un lugar donde profesores de todas las procedencias se inspiran para el futuro. Gracias, Inspiratics.
La pesadilla de los padres de Caroline y Leia el pasado fin de semana fue larga. Ambas hermanas de 8 y 5 años estuvieron perdidas durante 44 horas en una zona boscosa al norte de California. Dos noches de lluvia y frío intenso. El Sheriff de Humboldt montó un operativo de película para encontrarlas (también en twitter con sus fotos). Unos bomberos que rastrearon como indios las huellas de sus botitas a lo largo de casi 3 km las encontraron al final. Estaban bien, pero con hambre y frío. Sólo habían comido una barrtita de cereales. “Sanas y salvas, pero con buen humor”.
«Es todo un milagro. Es un territorio agreste, un ambiente extremo. Es increíble que hayan permanecido 44 horas ahí fuera», declaró el jefe de policía. Piensa que el entrenamiento de supervivencia al aire libre que Leia y Caroline recibieron en su club 4H, ha podido ayudar a que las pequeñas resistiesen.
Aunque yo veo 4 explicaciones posibles a este final feliz: 1. haberse apuntado a una "extraescolar" que no era parchís ni taller de ipad
2. los niños no necesitan que sus padres les lleven la mochila o como mochila hasta la puerta del aula ni les desteten a los 3 años
3. eran mujeres, o sea, como mi madre y mis hermanas, y mi tía y mis primas y muchas niñas que conozco
4. todas las anteriores
A veces juego con los niños a estar serios. El que ríe, pierde. O el que me haga reír gana. Sus recursos para provocar la risa, a veces imparable, me asombran. No es una terapia, es un “momento educativo”…. y tal.
Cuando un niño me hace una broma, le hago caso. Y si me hace reír de verdad, le pongo un 10. Me sorprende. Ha hecho algo inteligente. No vale reírse de los demás. Hay que reírse con los demás. Basta y doy por válida una sonrisa.
En el estudio "La risa importa", publicado por el Instituto Nacional de Salud norteamericano, los científicos demuestran que, incluso a la temprana edad de 6 meses, los niños se ríen de las mismas cosas que sus padres.
“El humor –dicen estos doctores– es un tema sorprendentemente serio con una amplia gama de implicaciones para el desarrollo. El humor implica procesos cognitivos bastante complejos… en particular la capacidad de reconocer y resolver la incongruencia”. Muy apropiado para lo que les va a tocar en la vida.
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