ANTONIO BARRO.- Jubilados, con la hipoteca pagada y los hijos “colocados”, pueden hacer “lo que les dé la gana” y aún así resulta que están siempre disponibles, ¡gratis!
No los verás deslizar el pulgar por la pantalla del móvil mientras les contamos nuestro último juego. Si les preguntamos, no dejarán de darnos detalle. Su asombro está en “simbiosis”, siempre, con el nuestro.
¡Con ellos el plan es para todos! Ponen por delante nuestras personitas, antes que el horario, el orden, la eficiencia… Quieren con-vivir con nosotros.
Su economía es la del dispendio y no yerran, porque celebran nuestra existencia y nos acogen como el don que somos.
Agrandan nuestro corazón regalándonos su libertad, su atención, su presencia y su cuidado. Los abuelos, cuando están con nosotros, son un regalo: se hacen “presentes”.
Foto Unsplash @vidarnm