No les gustó mi belén. Lo siento. Era conceptual. “Va a poner otro con Dios y las ovejas y todo” decían los niños en el pasillo. Claro, es más real lo de Dios, las ovejas y todo. Me puse a última hora a dibujarlo en la ventana con papel rollo de Ikea: el establo, los pastores y me quedaba hueco para algo. “¿Qué os parece si pongo aquí un pino con nieve?” “¡Noooo, el castillo de Herodes! “
Vale. Dibujé el castillo y un soldado vigilando. Moló. Tenían razón.
Menos mal que los niños te bajan a la realidad. En el último mega-cumple comprobé que no comen, solo juegan y se alimentan. Ya está. Y esa es la verdad. Y esa es su felicidad. El niño Dios que nace junto a una mula y un buey en el portal de Belén. Y todo eso. ¿Por? Porque nos quiere mucho. Lo demás es cacao mental. O sea que a tomar turrón. Feliz Navidad o como te dicen ahora "buen día".