IGNACIO LETE.– Sin duda, padres y educadores coincidimos en la voluntad de hacer todo lo posible para que nuestros hijos y alumnos sean personas cultas. Es por ello que necesitamos un concepto de cultura.
La cultura no es el mero acumulo de conocimientos. Tampoco el disfrute egoísta de las manifestaciones artísticas, por elevadas que éstas puedan ser.
La cultura es conversación. Requiere la aproximación educada al otro, con reconocimiento pleno de su dignidad de persona, en pie de igualdad con la nuestra. Es por ello que las fórmulas principales de la educación ("por favor", "gracias", "perdón") son puerta de acceso a la posibilidad de adquirir cultura.
La conversación que lleva a la cultura nunca se reduce a un mero intercambio de opiniones, sino que asienta en argumentos. Los argumentos son expuestos de forma clara, con reconocimiento de su origen y entrelazados con coherencia.
Del concepto de cultura como conversación se deducen varias conclusiones. Una de ellas es que hay personas que no son aficionadas a la lectura y que, sin embargo, sí son personas cultas. De hecho, todos nos hemos hecho partícipes de ideas provenientes de los libros a través del trato con otras personas. Los libros son en realidad la forma de proseguir la conversación por otros medios. Otra conclusión es que el "contacto" que proporcionan los medios digitales no sustituye al "encuentro" de la comunicación presencial, si bien pueden completarlo, matizarlo.
La noción de cultura como conversación se completa con otra de parecida importancia, la de que es también capacidad de elegir nuestra compañía de entre lo mejor, lo más lleno de bondad y belleza: las personas cuyo trato puede ayudarnos a crecer interiormente, las manifestaciones de la naturaleza o de las artes que más hondamente puedan llegarnos…..