Todos los niños quieren el globo transparente con lucecitas. Una abuela joven le compraba ayer uno a su nieto mientras el papá paseaba más atrás charlando con otros “a su bola”. Los vi venir. El papá se dio cuenta y justo cuando pasaban a mi lado le recriminaba con dureza al niño agarrándole por el brazo: “¡¿Se puede saber para qué quieres un globo?!”
¿Para qué quieres un globo? Es la pregunta más absurda que se le puede hacer a un niño. Es una pregunta sin respuesta. La abuela parece que lo sabía. Pero los niños no tienen respuestas. Solo preguntas. Menos mal que seguí de paseo y más adelante me presentaron a una pareja madurita y me dice ella: “los niños son la respuesta a todo”. “Tener un niño te sitúa ante lo esencial de la vida”. Respuestas de una mujer sin hijos que añora uno.
¿Para qué quieres un globo? ¿Para qué sirve la Navidad? No sé. El Niño es la respuesta. Y, por cierto, compradle un globo al niño cuando salgáis a la calle. ¡Esos angelitos, je! Y relajaos. Que estamos en modo Navidad.
(By Adrianey Arana)