L’amour

ADRIANEY ARANA.-  Céline Dion cantó despacio, mirando conmovida desde la Torre Eiffel: “…Dios reúne a aquellos que se quieren». Moduló tras una pausa consciente «más alto, más fuerte», lema olímpico propuesto por el cura Henry Didon.

Amigo de Pierre de Coubertin, este sacerdote y director del colegio de Arcueil hizo bordar la frase en los uniformes deportivos de los alumnos, para que compitieran juntos escuelas públicas y privadas y lucharan con respeto.

Hoy el respeto a la diversidad es más complejo pero no puede ensalzarse a uno a costa del otro. Solidaridad no es «reírse del otro» como bufones o mofarse de la vida cristiana, de los moros o de las deformidades propias o ajenas. No es reírse de los paralímpicos, ni de los gays ni de las gordas, sino disfrutar con la voz de Freddy Mercurie o la Caballé.

Se puede. La capitana de la selección francesa femenina de fútbol, Wendie Renard, ha manifestado: «para mí, es importante contar con el testimonio de laicos, como los deportistas, que pueden decir a las generaciones más jóvenes que se puede hacer deporte y ser cristianos».

Se puede. Y ser musulmán, ateo o paralítico. Apelemos al espíritu olímpico y al himno a L’Amour para «que la ceremonia de clausura repare la ofensa», querida o no, con un gesto generoso como fue la antorcha con Nadal o con Coste, medallista de 100 años.

DAMAS O CABALLEROS

El listillo se coloca detrás de la ambulancia y adelanta a todos pegado a ella. Es un listillo porque cae mal al sacar partido de la desgracia ajena. El pillo es el que cae bien porque saca tajada de los ricos o porque tima al turista derrochador de dinero. Y luego está Arsenio Lupin, ladrón y caballero, que roba a una ladrón y tiene 100 años de perdón.

Pues otro listillo es quien aparca en una plaza de minusválidos “un momentito” haciendo la vida un poco minús válida a quien ya tiene problemas. Es cierto que no pasa nada. Pero es aprovecharse de la desventaja de otro. Quizá lo hemos hecho todos o algunos alguna vez.

En la mesa y en el juego se conoce al caballero… y en el tráfico más. La nueva Ley de Tráfico no ha aceptado al fin la retirada de puntos por aparcar en plazas de minusválidos, porque no supone un “riesgo para la vida”. Pero sí admitió el Ministerio que es un comportamiento “grave, antisocial e incívico”.

Y más en estas plazas de parkings de colegios. Porque son niños y la desventaja es mayor y el listillo por tanto es peor. Y esas familias que luchan por sus hijos necesitan que todos seamos damas o caballeros que les dejemos pasar y les regalemos cada día “un momentito” de vida más fácil y feliz.