Los niños terminaron este curso más felices que nunca. Y no sé si los profesores hemos cumplido nuestro deber de hacerlos crecer porque lo han hecho solos. Además el lobo del cuento se murió y colorín colorado este curso se ha acabado
Pero con unos últimas jornadas más felices que nunca jamás, aunque llueva en Galicia. Porque al final nos vimos las caras. Porque en los últimos meses pudimos comunicarnos sin protocolos ni máscaras ni distancias. Porque volvimos a la normalidad del simple gesto en clase cuando te ven entrar con una sonrisa y tú ves la suya. Porque han estirado los zapatos y el pantalón durante este año que realmente han sido… tres, y la cara como nunca. Son los mismos pero mejor que en 2020 donde nos habíamos quedado en la foto, una mejor versión de sí mismos que enseñan los coach.
Porque hay menos instrucciones y voces altas o altavoces y hay miradas, cejas y muecas.
Y todo eso o sólo eso es… es una clase.
Adrianey Arana