Compórtese cívicamente

JORGE GUTIÉRREZ.-   Fue un sábado de níscalos. En lo más vacío de la España vaciada, allá por los montes de Soria. De repente, el cartel con esas dos palabras rotundas, profundas, elegantes.

Acostumbrado al lenguaje actual, más dado a la abreviatura, a la palabra vulgar, reconozco que esas dos palabras, con un estilo más propio al de medidos del siglo pasado, me impactaron y alegraron. Algo así como un puñetazo en la mesa. Una especie de “sí, señor”.

Vuelvo a lo importante. El contenido del citado cartel, en medio de la nada, me recordó la responsabilidad de comportarnos cívicamente cuando uno está solo, cuando nadie te ve. Porque el civismo, la buena educación, empieza y acaba, al final, en uno mismo.

Ah, y para los curiosos: la cesta de níscalos, muy bien, gracias.