"Se equivocaría quien pensase que nos volvimos locos de alegría". El día que les liberaron de Auschwitz, contemplaron la bella naturaleza de los alrededores del campo mientras les organizaban la partida. Victor Frankl, psiquiatra judío, libre pero todavía allí, cuenta sus raras impresiones.
“Por la tarde y cuando otra vez nos encontramos en nuestro barracón, un hombre le dijo en secreto a otro: «¿Dime, estuviste hoy contento?». Y el otro le contestó un tanto avergonzado, pues no sabía que los demás sentíamos de igual modo: «Para ser franco: no». Literalmente hablando, habíamos perdido la capacidad de alegrarnos y teníamos que volverla a aprender, lentamente.”
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