A veces juego con los niños a estar serios. El que ríe, pierde. O el que me haga reír gana. Sus recursos para provocar la risa, a veces imparable, me asombran. No es una terapia, es un “momento educativo”…. y tal.
Cuando un niño me hace una broma, le hago caso. Y si me hace reír de verdad, le pongo un 10. Me sorprende. Ha hecho algo inteligente. No vale reírse de los demás. Hay que reírse con los demás. Basta y doy por válida una sonrisa.
En el estudio "La risa importa", publicado por el Instituto Nacional de Salud norteamericano, los científicos demuestran que, incluso a la temprana edad de 6 meses, los niños se ríen de las mismas cosas que sus padres.
“El humor –dicen estos doctores– es un tema sorprendentemente serio con una amplia gama de implicaciones para el desarrollo. El humor implica procesos cognitivos bastante complejos… en particular la capacidad de reconocer y resolver la incongruencia”. Muy apropiado para lo que les va a tocar en la vida.