En una escuela del siglo XXI la prioridad son las madres y los padres. Resulta efectivo poner un especial énfasis en atraer y citar al padre varón a la escuela, ya que las madres por lo general se acercan regularmente. El centro debe intentar que los padres se involucren tanto como las madres en la educación de sus hijos, y no sean machistas en este sentido.
El segundo objetivo son los profesores: porque son los que ejecutan todo esto, y porque nadie da lo que no tiene. Y aunque los niños enseñan mucho, lo importante es que aprendan.
El tercer objetivo son los niños, y especialmente los niños varones. En una sociedad diversa, la educación y atención de la diversidad es la clave. Al final se tratará de una educación individual, pero no podemos hacer un colegio para cada niño. Sí podemos juntar diversidades y una de ellas, la más evidente es la de niños y niñas. ¿Son distintos? Algo sí. Hagan la prueba en su casa: díganle a su hijo que le van a cambiar a la habitación de la hermana y viceversa. Díganle después que eso también incluye la ropa. Y las actividades extraescolares. Y las libretas del cole, los bolis y apuntes. Creo que a la chica le puede dar un infarto. Al chico quizá le importe menos: primero porque no le importa, segundo porque saldrá ganando. A esta edad las niñas van por delante.
Así lo confirman las cifras de fracaso escolar en España: resulta que 3 ó 4 varones de cada clase abandonan, no siguen en el cole, frente a sólo 2 niñas. Hay diferencia. Y a esa diversidad es a la que enfocan su atención los centros y programas de educación diferenciada del mundo entero. Esta es la “diversidad” más numerosa y con datos más claros.
En España estos centros están logrando que el fracaso escolar prácticamente no exista. Quizás esta educación diferenciada no sea “la solución”, pero es un hecho que probablemente favorezca el éxito. Los sectores más politizados del país usan la etiqueta “colegios que segregan”.Sólo lo hacen por motivos ideológicos, ya que si el sistema público creara un centro solo de chicos (o de niñas), la descalificación desaparecería. Y es que en todo el mundo existen estos centros. Hace una semana el Times publicaba en su portada los resultados de la selectividad británica con una foto de los chicos del colegio con más éxito, que no es precisamente de élite. En la lista seguían los restantes mejores colegios de Irlanda y UK, en la que la mayoría eran de chicas o de chicos, y muchos públicos.
El Tribunal Administrativo Federal alemán acaba de fallar a favor de un colegio privado de educación diferenciada. La sentencia reafirma que este modelo pedagógico es completamente válido y compatible con la Constitución. Como lo es en España, a pesar de que algún Tribunal se haya visto obligado a fallar en contra de la concesión de algún concierto para casarse con la políticamente correcta reglamentación de estas ayudas.
La semana pasada visité Citywise, un centro de educación alternativa en el barrio más deprimido de Dublín. Su principal programa está dirigido a chicos y chicas expulsados de colegios o que abandonan y están en la calle o sin padres responsables. Los “profesores voluntarios” les ofrecen -a ellos, no a sus padres- su última oportunidad para salir adelante y preparar los certificados de Secundaria o Selectividad, a cambio de 3 euros a la semana. Todos aprueban. El caso es que los programas son sólo para chicos o sólo para chicas, aunque el centro sea mixto. Resulta interesante que su financiación sea mixta también. Procede de fuentes privadas fundamentalmente, de empresas que encauzan con fondos y empleados voluntarios su responsabilidad social corporativa. Pero ahora la administración pública también quiere ayudar. Todos juegan, todos ganan; principalmente los jóvenes.
Como se ve, esta diferenciación está resultando una especie de discriminación positiva, una excelente atención a la diversidad. No se segrega cuando se separa la leche de la nata, sino cuando tiro la nata y me quedo con la leche. No segrega el Barca o el Madrid o la selección nacional -la Roja- por jugar sólo varones. Diferenciar ligas, vestuarios o hasta la moda no es “segregar”. A nadie le molesta que en Zara haya tiendas de mujeres y tiendas de hombres ni se reclama que mezclen las colecciones por colores. No segrega la moda. No segregan los padres cuando ponen en su casa una habitación para la niña o niñas y otra para los niños. Simplemente están separados. Es una opción.
En España vamos de un extremo a otro cuando lo que hoy predomina es la diversidad, y cuando lo que preocupa en la educación hoy es la “atención a la diversidad”. La importancia de esta educación diferenciada ha surgido ahora en España, tras unos años de total abandono de la misma. En otros países no ha habido tal pendulazo. Y ahora se vuelve a hablar de ella.
La “sistema pedagógico único” impide que se atiendan las diferencias. Ahí está Citywise y mil ejemplos más. Como dice Ken Robinson, es una pena que al final sólo la educación “alternativa” funcione, la que no responde a lo único, igual y obligatorio para todos.