¿Un equipo directivo debe parecerse o ser diverso? ¿Debe un líder elegir a candidatos con los que trabaje a gusto o con los que trabaje eficazmente?
Me dice una directiva educativa que le han prohibido elegir para su equipo a personas con cuatro sesgos similares a ella. Se trataba que de fueran totalmente distintas, hasta opuestas.
Los expertos en recursos humanos saben que los sesgos en la selección hay que identificarlos y superarlos. Pero ¿cómo? Siempre me ha asombrado el trabajo en equipo, algo propio del mundo profesional, deportivo, familiar e incluso lúdico.
Me parece que el equipo está para lograr algo pero conviviendo al mismo tiempo. Ni lo uno ni lo otro exclusivamente. Por eso, el mejor para unir a tu proyecto no es el que se lleve mejor contigo sino el que tiene lo que a ti te falta.
Hubo un jugador en la NBA que nadie quería al finalizar su contrato con el equipo. Kobe Bryant, líder de los Lakers le dijo entonces a Phil Jackson que lo quería. Algo vio en él que les faltaba. Se pelearon en los primeros entrenamientos. Eran distintos.
El nuevo falló en algunos partidos clave llegando incluso el entrenador a pedir al resto que no le pasaran el balón. Pero en el momento decisivo del último partido contra los Celtics este jugador fue el que dio la victoria a los Lakers. Kobe vio que estaba enchufado por lo que le cedió el balón y encestó el triple final.
Era Ron Artest y había recibido cuatro años antes la mayor sanción de la NBA por su comportamiento. Pau Gasol también jugaba en los Lakers, otra leyenda que trabajaba en equipo.
Por eso creo que lo más difícil es que reme incluso el que no quiere ni estar en la trainera, el raro, el distinto, el enfermo, el adolescente de la familia, el alumno disruptivo o el jugador de gran ego. Lograr que el no sabe ni quiera, quiera. Hacer que el alma quiera.