Gracias, alumnos

“Buenos días. Se me hace raro levantarme un jueves y saber que hasta dentro de dos meses no volveré a pisar el centro.

Le escribía para desearle un feliz verano y darle las gracias por el maravilloso curso que me ha hecho pasar, aunque también ha habido momentos difíciles en los que me ha hecho sufrir, pero al final con un poco de esfuerzo todo se puede. 

A lo mejor le veo en la recogida de notas y, si no, pues ya queda dicho. Espero verle el año que viene con las pilas cargadas para seguir haciéndonos sufrir en sus clases de X de la ESO. Un saludo.”

Este correo lo he recibido hoy. No sé por qué solo se habla de los adolescentes y sus problemáticas, de los malos resultados, del suicidio y del fracaso escolar.

Si un profesor real pudiera escribir lo que aprendemos de ellos, de su ingenio y frescura, de sus retos logrados, de sus ganas de vivir y de cómo te la contagian… todo el mundo querría ser profesor.

Y eso solo está reservado para quienes deseen disfrutar de emociones Red Bull, de un modo de vida intergeneracional sin gafas virtuales, de estar en un aula horas y horas y horas (lo demás es teorizar) y disfrutar de unas vacaciones de días y días y meses. Gracias, alumnos, por este curso.

Adrianey Arana   ·    Foto de leah hetteberg en Unsplash

La EBAU y el carné de conducir

Hai, una surcoreana llegada a España con 8 años, ha sacado la mejor nota de EBAU de Madrid. David, de Plasencia, la mejor de España con un 14 (que es el 10 de ahora). El 95% del alumnado ha aprobado, o sea, todos y a la primera.

La mayoría declara que ahora sacarán el carné de conducir. Lo que no saben es que el 50% suspende ese examen a la primera. Los mismos genios, pero unos días después.

Parecería que es el doble de difícil que la selectividad aunque teóricamente no. Pero si los centros nos enorgullecemos de preparar a los alumnos en “competencias” para defenderse en su vida y en la primera escaramuza con fuego real son eliminados parece que algo falla.

No… ¿o sí? Si en 30 preguntas tipo test tienes más de 3 de fallos quedas eliminado. Más peligroso es saltarse un stop que ignorar la filosofía epicúrea. Te juegas la vida en la carretera. Y con la EBAU no.

Por eso desde que vi la serie “No me gusta conducir” de Cobeaga pienso que un profesor de autoescuela es un auténtico “educador”, como deberíamos serlo todos los maestros y catedráticos.

Adrianey Arana   ·    Foto: Espinof

Suecia y los libros de texto

El Insituto Karolinska le ha largado a la Skolminister sueca un informe calentito a finales de abril sobre los «ordenatas» en clase:

Que “la investigación ha señalado el hecho de que la digitalización de las escuelas tiene importantes consecuencias negativas para la adquisición de conocimientos por parte de los estudiantes”.

Que “carece de propuestas completamente concretas sobre cómo deberían trabajar las escuelas con la implementación de la estrategia de digitalización”.

Y no sigo porque el tono sube. Tanto que la ministra no se ha hecho la sueca y ha escrito en su Instagram @edholm.lotta “quiero ver menos pantallas y más libros de texto en la escuela. La digitalización acrítica de la escuela ha sido un error (…) Quiero ver más movimiento, más papel y lápiz y más libros escolares reales”.

Esto lo ordena a través de las redes sociales e internet. Vaya.

Lotta lleva unos meses de ministra bis (hay otro ministro de educación superior: Mats) y pertenece al partido liberal acusado de hackear la red interna de los socialdemócratas. O sea, que saben de lo que hablan, je.

Además Suecia ha bajado eleven points en la reciente “Eurovisión de comprensión lectora” (la “pirls”) a pesar de haber ganado la de “cantar”. Y se han dado cuenta que sus alumnos sólo saben cuatro letras: ABBA. O sea, que a volver a los libros y a dejarse de pantallitas y televisión.

En España hemos quedado de los últimos en Eurovisión de cantar y de leer. Pero no hemos hecho informes ni análisis ni plan ni nada. Sólo hemos usado las redes sociales y pantallas para comentar la jugada.

Pero la cuestión no es simple: pantallas o libros. La prueba que hicimos tan mal se aplicó a niños de 10 años que apenas usan los ordenadores como libros, se hizo al salir de la pandemia, y 3 CCAA (comunidades autonómas) obtuvieron resultados de campeones. Y además en Cataluña se aplicó en catalán y niños inmigrantes no supieron contestar.

O sea que la solución no es “cancelemos los ordenadores”, porque si no, no podrían Uds. leerme ahora y yo solo podría dedicarme a dar clase a sus hijos y enseñarles a leer.

Adrianey Arana   ·     Foto: Unsplash

Yo soy tu padre

“Yo soy tu padre” es el final y el comienzo de un gran guion. Nunca lo he escuchado en la vida real y menos aún “yo soy tu madre”. Pero será habitual en un futuro próximo en esta galaxia de embriones perdidos.

Lo que sí me han dicho muchos alumnos es: “¿Tú conoces a mi padre?” Les ilusiona que progenitor y profesor se conozcan. Aunque para mí mejor todavía es escuchar: “¿Verdad que tú le diste clase a mi padre?”, que es algo así como convertirte en maestro «yedai».

La conexión alumnos-padres-profesores produce un flujo de empatía, endorfinas y buen rollo que genera aprendizaje. No sé por qué. Siempre he buscado que los alumnos sepan que es así y que sea así. Y por ello pienso que un profesor de primaria no puede escapar de los padres en el supermercado, porque eso es escapar de los hijos. Y las madres y padres tienen que saludar desde el coche a los profes cuando recogen a los niños porque harán mejor al maestro.

Al final el “yo soy tu padre” es la verdad última. Y es mejor que el padre le diga al maestro quién y cómo es su hijo a que el profesor pretenda contárselo. En la adolescencia puede ser interesante lo que el profesor percibe del alumno que en casa apenas habla, pero ahí entra la tutoría con los padres. Y cuando te dice “hola, soy el padre de fulano” y ves que realmente es “fulano” pero más grande, con capa y máscara negra, entonces entiendes todo. Él es su hijo.

Y también por eso siempre me ha parecido que las AMPAS son un elemento clave en este «ciclo del agua» escolar. Sin padres no hay profesores, porque sin hijos no hay profes, y sin padres no hay hijos. Y una asociación de madres y padres conectada a la dirección del centro es como enchufar las luces apagadas de un árbol de navidad.

“No existen familias despreocupadas por la educación de sus hijos e hijas, sino que existen familias que no están ocupadas”. Y es un “deber que forma parte de nuestras responsabilidades como padres”, según la CEAPA, la mayor confederación de AMPAS.

O sea, que en un colegio lo primero es la gallina, después el granjero y luego los huevos.

Adrianey Arana

Alcaldes

En Coruña la alcaldesa es “rey”, no reina, y en Ferrol otro Rey será coronado. En Vigo tan sólo es  “caballero” pero muy poderoso. En Pontevedra siguen los “lores”. Los alcaldes son los amos: Colau, Almeida, Paco Vázquez, Chirac, Boris Johnson…

Pues antes de Irene I en España la violación ya era un delito, incluso castigado con la pena de muerte, tanto en la jurisdicción civil como militar. Pero fueron alcaldes los más famosos en aplicarla: el de Zalamea, elegido alcalde cuando habían violado a su hija; y el gallego Roelas, en la misma tesitura según cuenta Lope de Vega. La justicia fue la venganza… porque eran alcaldes.

Bloomberg en NY no quiso cobrar más que 1 dólar anual por ser alcalde. Adams, el segundo y actual alcalde negro de New York, ha decidido cobrar sus primeros sueldos en bitcoins. Y además y por sus pistolas -es oficial de policía-, siendo demócrata, ha comenzado a abrir colegios públicos de secundaria sólo para chicos varones. Ya hay varios “schools for Young Men” con una visión que se está extendiendo a nivel nacional.

¡Viva el Alcalde!

Adrianey Arana   ·    Foto: Foto de William Krause en Unsplash