Feliz 2022

Aunque Ómicron nos mantenga paralizados y ocultos podemos soñar en un 2022 con una banda sonora más feliz. No hay que inquietarse por la falta de actividad o de «megaplanes» con niños y abuelos. Basta con estar ahí, escondidos en la familia o en casa, en segundo plano.

«Mi hija quiere ser segundo violín. No el primero ni solista, ella lo que quiere es tocar tranquila en un segundo plano, porque eso la hace feliz», dice una madre en un carta a un  periódico.

«El mundo está hecho para los que quieren ser famosos, para los que sueñan con ser los primeros. En el colegio se premia a los que exhiben sus logros y se sienten cómodos siendo el centro de atención», se desahoga. 

En el “mundo laboral, se premia a los que alzan su voz por encima de los que hablan bajito, aunque aquellos no digan nada nuevo”.

«Para ese mundo, convertirse en un segundo violín de orquesta no es lo que una niña debería querer ser de mayor. Pero el problema no es de ella, sino de ese mundo. Porque la maravilla de una sinfonía solo es posible gracias a los que sueñan con ser segundos violines. Ese mundo está mal y no lo sabe. Aún.”

Pero estamos descubriendo que se puede ser feliz un año más con un perfil muy bajo y una actividad casi tan solo familiar. Feliz 2022 a todos los que estamos “sin hacer nada”.

Adrianey Arana

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Esta noche es buena

Ella y tres mujeres más tienen cáncer. Curiosamente son 4 madres de treinta y tantos años y con hijas en la misma clase del colegio. Acudía a la radioterapia como quien va a la peluquería. Hablaba  tranquila y contundente. Seria. Pero con naturalidad. Como la que aparecía sonriente tras su sesión.

De algún lugar sale la fuerza de quienes se enfrentan a eso. No sé de donde. Del interior del ser humano y también de quienes le acompañan, la familia y los amigos de verdad. Y los amigos de los amigos. De los buenos colegas del trabajo. De esta sociedad que se ha implicado y avanzado mucho con el cáncer. Porque en eso hemos mejorado. Somos sensibles. Y algunos hasta donan medios para investigar y curar.

La esperanza, como en todas las ‘series’ de ficción, es la que nos hace seguir los episodios hasta descubrir al final que el personaje bueno era otro… el que parecía malo o lejano, o alguien más grande detrás del guión. Y eso nos anima a seguir viendo ‘temporadas’. Y a descubrir la riqueza de otros personajes en este «misterioso taller de Dios», como llamaba Goethe a la Historia.

A esos protagonistas reales, no de ficción, a los enfermos y a los que sufren durante estos días que parecen noches, a los serios médicos y a las enfermeras de dulce voz, a las familias de esta pieza coral en la que no hay actores secundarios ni de relleno: ¡Feliz Navidad!, que nace y comienza «again» la esperanza de esta trama. Está muy oscuro, pero esta noche es buena.

Adrianey Arana

 

Adelantarse

     SEUR dice que el 25% de los consumidores eligen recoger sus compras en un establecimiento, siendo la segunda opción tras la entrega a domicilio. Son tiendas de conveniencia o pickup que ofrecen una nueva solución a la demanda de flexibilidad de las entregas de los pedidos online.

     No sólo se está adaptando el comercio y las tiendas al consumo sino también el catálogo, el cobro, las sugerencias e incluso la entrega del producto. Agilidad, flexibilidad, adaptación al consumidor. Servicio al cliente no, «al que no es cliente».

     ZARA y otros están en esa línea… o no están. «La gente» (o sea, yo) no aguanta ni las tarjetas de puntos con ventajas por la fidelización. No hay clientes, hay compradores hoy.

Y he aquí el reto y la esperanza de cualquier proyecto o trabajo: estar para servir al que no es cliente, al que puede serlo hoy o mañana. Para ayudarle en lo que ni siquiera necesite, pero alguien le intuya. Servir es adelantarse al otro, no adelantarlo.

Si además se ha hecho socio, tiene puntos, es follower o está siendo cliente esta temporada, hay que ofrecerle novedades, cambios y mejoras. Porque si el «cliente» no nota el cariño de la novedad, del gesto personal, se va con otra… inteligencia artificial.

El núcleo del trabajo profesional es la gente. Los valores del servicio a los demás, del amor en el matrimonio y la familia y del cariño forman parte del ADN del ser humano, también llamado consumidor por el e-commerce, paciente por la sanidad, o familia por la educación. Y la mejor manera de servir es adelantarse.

Adrianey Arana

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