Juegos Florales

Causas de la frustración, el porqué de la frivolidad y su utilidad, el amor que permanece o se transforma, el arte, la humildad, la literatura actual, la sociedad líquida, la juventud inconformista y la cultura. Todo explicado por un tipo de 26 años, entrevistado y preguntado por todos los que quisieron acudir. Periodistas, médicos, abogados…

Fue una de las conversaciones más interesantes que he escuchado en nuestra ciudad últimamente. Y daba para más, pero no hubo tiempo. El tiempo se echó encima de este joven literato y músico que presentó su segundo libro, Santi.

También había allí jóvenes profesionales y estudiantes que habían leído ambas obras. Porque los jóvenes necesitan cultura, piden arte, buscan la belleza, adoran que alguien les hable, les escuche y, sobre todo, que tenga conversación, que se haga preguntas sin miedo, y que busque respuestas en voz alta.

Es una inyección de esperanza en la cultura ver a veinteañeros que piensan como Ana Iris Simón o Santi Isla. Y que hasta aportan algunas soluciones. Unos bellos Juegos Florales.

Adrianey Arana

Foto: Unsplash

En esta casa no se enseña

“En esta casa no se enseña, se aprende” respondía una adolescente a su hermana pequeña que se quejaba de que nadie le enseñaba a jugar al mus. Toda esa familia jugaba y se entretenían muy unidos. Saber jugar al mus para mi es señal de gente lista. Yo quiero aprender, je. Pero tampoco nadie me enseñó. Quizá tenga eso el mus. Que sólo se aprende.

Pero esa frase de esa chica me gustó y se lo dije: «Voy a usarla yo en el colegio con los alumnos pequeños». Y así lo he hecho con sorprendentes resultados. “¡Es que nadie nos enseñó cómo se usa la libreta! ¡Es que no nos enseñaron todavía qué es el horario, dónde hay que ir…!”  Mi respuesta: “en esta clase no se enseña, se aprende”. Impactante. No protestan. Quieren aprender. La frase ya de por sí les motiva. Tiene algo.

Prueben Uds. en sus hogares a ver qué pasa. En los colegios, de todas formas, les enseñaremos a «aprender a aprender». Es una competencia básica de las 8 que van a lograr en alto grado. Y eso tienen de bueno las competencias: que son potentes armas de construcción masiva para un mundo mejor y incluso menos aburrido.

Adrianey Arana

Photo by Johny Goerend on Unsplash