Buena cara

Veo una pierna de titanio apoyada a la puerta de la ducha. Debe de ser del tipo que está dentro. Me ducho. Salgo. Espero en los bancos del vestuario. Y efectivamente. Aparece un tipo andando con esa pierna. No sé para qué se la había quitado después de la piscina. Para enjabonarse es más difícil. No sé. Pero todo el vestuario le miraba de reojo.

 

Y yo que iba pensando si me encontraba algo mejor después de nadar. Si había hecho bien en animarme a ir ese día. Que si esta molestia… Unos chicos de al lado estaban fardando de lo que habían nadado. Se quedaron mudos, mirando sin “reojos” al hombre biónico. Tenía cara seria, resolutiva. Pero serena, pacífica. Reflexivo pero con brillo en la mirada. Me hubiese gustado hablar con él, pero no supe cómo empezar: “oye, esa pierna…”. No. No hubiese funcionado.

 

No es que me queje mucho pero en ese momento dejé de hacerlo por dentro. Hombre de titanio, si por casualidad lees esto, que sepas que me has hecho pensar. Me has animado. Vale ya de quejarse, que empieza agosto y hay que ir a la playa con o sin piernas. Eso sí, con una sonrisa, que luego de mayor se te queda cara de "mayor". Y como decía mi amigo Zaragüeta, con los años cada uno es responsable de su cara.

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Catadores

LUIS DANIEL GONZÁLEZ.- Con el propósito de señalar la importancia de que los niños tengan a su alcance álbumes ilustrados valiosos, decía la gran ilustradora inglesa Shirley Hughes en sus memorias que los niños tienen una memoria visual mayor que la de los adultos y que se ha de buscar la forma de potenciarla y de mejorar sus respuestas estéticas. Explicaba que debemos ser la sociedad visualmente más estimulada de la historia y que conviene  hacer más lento ese proceso para los niños, y para los no tan niños, si no queremos que acaben siendo una especie de «borrachos visuales». 

     En relación a lo mismo, Chesterton comparaba las «gigantescas trivialidades de los anuncios publicitarios con esas minúsculas y tremendas pinturas en las que los medievales registraban sus sueños; pequeñas pinturas donde el cielo azul es algo mayor que un único zafiro y los fuegos del infierno sólo una manchita pigmea de oro». El viejo artista, decía, luchaba por transmitir que los colores eran realmente cosas significativas y preciosas como joyas: ése es el espíritu con respecto al color que las escuelas deben recuperar si quieren dar una verdadera educación estética. La dura tarea que tienen por delante los educadores en esta cuestión es que deben enseñar a la gente a saborear los colores como se hace con los licores: tienen el difícil trabajo de convertir a los borrachos en catadores.

Foto: pixabay.com

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Haberlas haylas

     “La juventud es una forma de pensar” dice Greta Thunberg a sus 17 años. No sé si de modo excluyente o con ánimo de sumar  adultos a su mensaje del clima. Porque se puede pensar ‘en modo’ joven o en modo viejo. Y ahí está el quid

     Adán & Eva, los primeros guardianes del planeta, fueron niños. Ireneo de Lyon, uno de los tipos más listos del Imperio romano, además de un santiño, dijo que eran niños, y que más tarde «la fastidiaron» al pasar la adolescencia. Todo lo mejor que hicieron, como poner nombre a los animales y cuidar del paraíso, lo hicieron siendo jóvenes. Y muy buenos amigos. 

     Pues a pensar como jóvenes y a escucharles. La gallega Concepción Arenal, pionera del feminismo español, pensó que muchos problemas sociales no se arreglaban con la razón. La cuestión es de mentalidad, de ver y oír sin prejuicios. Con la esperanza de los jóvenes, para quienes muchos problemas actuales son retos para encontrar soluciones. Y haberlas haylas, neniño.

Foto: pixabay.com

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Felicidad I

IGNACIO LETE.- Un día, toda la familia en la cocina, cenando. Y, no sé cómo, se me ocurre hacer reflexionar a mi hija.

     -María, ¿qué esperas de la vida?, ¿cuál es tu objetivo en la vida?. 
     -Yo quiero ser feliz, me responde. 
      No dije nada, pero medité unos días. Finalmente, mi respuesta es que a menudo he comprobado que los momentos felices los he reconocido cuando ya han pasado, y son aquellos en que me he dedicado a algo con un sentido profundo, que no tiene que ver con mi bienestar o mis intereses, y durante los cuales me olvido un poco de mí, del agobiante yo interior. La felicidad es algo así como un producto no buscado.
     Y esta conclusión, no se la digo inmediatamente a mi hija. Se la envío a familiasconchildren, para que pueda mi querida hija leerla en su frecuentada pantalla, sabiendo que estoy tan convencido de ella como para pregonarla en las redes sociales.
Foto: pixabay Gilmanshin
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Galle-guiño

     Si un gallego te guiña un ojo, es un galle-guiño. Je. Y si tiras un boli BIC al aire, estás haciendo aerobic. Son los chistes que los niños te cuentan. Cuando más serio estás y menos te lo esperas… y les ibas a reñir. Piensas que no han leído tu rostro, porque los adultos sabemos fingir. Entonces sonríes. Y cambias. Y les miras a la cara y ves que ellos y sus cosas son la clave del profe, y no tu rollo o el calendario escolar.

 

     Un gran enemigo de los profesionales de cualquier sector es el calendario, monstruo que aterroriza a personal altamente cualificado sembrando el pánico y la ansiedad. De ahí que trabajar con “gente” que todavía desconoce la hora, la fecha o el calendario despeje tu mente. La mantiene con el nivel de humor necesario para refrigerar el calentamiento global laboral del 'queme', del burnout y todo eso.

 

     Los niños te enseñan a tener ocupaciones, no preocupaciones. Y te dicen: ¿sabes cuál es el mejor portero del mundo? El de Para-guay. ¿Y cuál es la última letra del Abecedario? La  “z”… No, la “o”, si no, sería “abecedarioz”. O "le dije a mi padre si iba a venir a la graduación y ¿sabes qué me dijo? Que ya le enseñaré las gafas nuevas cuando llegue a casa". Ja.  Y… ¿qué le dice un argentino a un bosque?: ¿y vos qué?

 

     Pues eso digo yo…¿y vos qué?

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