El Informe Inclinado de PISA

El Informe PISA seguirá inclinado sobre España durante más siglos que la famosa Torre hasta que no cambiemos el modelo educativo. Otros países lo han enderazado y ya cosechan sus primeros éxitos. Aquí hemos dado el primer paso con la LOMCE, pero todavía no sin estrenar. Pero ¿qué más podemos hacer los educadores y padres de a pie?

Los profesores necesitamos autocrítica con objetivos a corto plazo. Lo digo porque la siguiente foto PISA se hará con los actuales alumnos de 1º ESO dentro de sólo dos cursos. Y la siguiente será con los que ahora están en el aula de 4º de Primaria. O preparamos a los alumnos con pruebas de evaluación tipo PISA o seguiremos inclinados. Así se hace con la Selectividad, con los exámenes de Cambridge o con el carnet e conducir. Y así lo practican los países asiáticos ascendentes en sus escuelas.

En segundo lugar debemos valorar más las clases y el horario escolar disminuyendo las largísimas vacaciones estivales y fomentando la asistencia al colegio. Nuestros niños sufren unos períodos escolares de altibajos, con meses de verano en el que se olvidan hábitos y rutinas de aprendizaje y trabajo. Bien podríamos imitar el calendario de casi la totalidad de países anglosajones y europeos, más adecuado a la vida escolar que a la festiva. Nuestra falta de ritmo y constancia no so propias de un país centrado en la educación y provocan escándalo en el ámbito internacional.

Los padres y profesores debemos valorar más la vida escolar y la asistencia a clases. España ha resultado ser uno de los países con mayor absentismo escolar según PISA. Muchos alumnos habían faltado a clase algún día en las semanas previas a la prueba. Somos muy amigos de ponernos malos, irnos de esquí o de que el niño se quede en casa por cualquier motivo.

En nuestro país los niños dedican más horas semanales a la actividad extraescolar (aunque sea en el propio centro) que a la escolar. Las familias invierten más dinero en la formación no escolar (conservatorio, entrenamientos, natación, idiomas) que en el recibo de un colegio.

Esto refleja nuestra percepción de la escuela como un lugar de convivencia más que como un lugar de aprendizaje, quizás promovida por la ingenuidad de los políticos durante las últimas décadas. Y hemos de recuperar la idea de que los alumnos van al colegio a aprender y los maestros a enseñar. Y ambos a trabajar durante horas. No puede ser competente a nivel europeo el niño que tiene 3 horas semanales de Lengua y 10 horas de futbito o el profesor que no pasa horas programando y pensando nuevos métodos.

Para enderezar la torre inclinada de PISA hay que arreglar su sustentación con trabajo ordinario bien hecho, no con cambios traumáticos que la desestabilizarían y la harían derrumbarse.

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